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Las bodas de cuero con el gigante





El 13 junio de 2017 los panameños conocieron sobre un cambio fundamental de la política exterior panameña: el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular de China. La decisión, congelada por décadas, fue una de las pocas ocasiones en donde el país se vio alineado ante un acontecimiento que trascendía gobiernos y partidos.


Más allá del hecho de que Panamá no podía seguir sin tener relaciones directas con la segunda potencia mundial, vale la pena resaltar que los logros y las oportunidades derivadas de esta relación bilateral son múltiples.

En el ámbito educativo, más de 250 jóvenes han ido a becados para estudiar el idioma mandarín, sus licenciaturas, maestrías o doctorados.


Del lado comercial, que en estos tiempos cobra especial importancia, China ha resultado ser el único mercado en franco crecimiento de nuestras exportaciones. Así, las carnes panameñas son exportadas por primera vez a China, algo excepcional pues no lo han logrado países que tienen relaciones de larga data, como Colombia. También se ha logrado que camarones, cobías, piñas y cerdos se vendan a este país.


Hasta hoy, 14 transnacionales chinas han establecido sus oficinas regionales en nuestro país, generando empleos y contribuyendo con nuestra economía, así como ha contribuido a nuestro hub aéreo el vuelo directo a Beijing de Air China, que, con parada técnica en Houston, nos posicionó como la ruta más conveniente en la región.


Nuestro país tiene presencia diplomática y consular en 4 de las ciudades más importantes de China: Beijing, Shanghai, Guangzhou y Hong Kong. Y, entre muchos otros logros, se logró que los buques con bandera panameña cuenten con una tarifa preferencial en puertos chinos, algo inédito.


Cuando el Presidente Xi Jinping visitó Panamá en diciembre de 2018, muchos compatriotas cooperaron para que esta visita fuese el éxito que de hecho fue. Esto me hace pensar que los panameños comprendemos la trascendencia de la decisión y las oportunidades que esta relación continuará trayendo a Panamá.


Nuestro éxito radicará en que sigamos trabajando de la manera correcta, es decir, con transparencia y claridad, reconociendo que existen diferencias entre nuestros países pero que podemos enfocarnos en lo que tenemos en común. El norte de nuestra relación debe dirigirse a acuerdos que representen un ganar-ganar para ambas partes, respetando nuestras correspondientes soberanías.


Es importante reconocer lo que nos falta para poder trabajarlo y avanzar con mayor claridad. En mi opinión, el principal reto actual lo constituye el desconocimiento y poco entendimiento de cómo funciona ese país a nivel político y a nivel de negocios. Es por eso que es tan importante que sigamos capacitando a nuestras presentes y futuras generaciones.


No existe relación perfecta, pero lo importante es que exista la voluntad de trabajar en una que se mantenga constructiva en todo momento. Ese es mi más profundo deseo para las relaciones de Panamá con China.

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